RETO Nº 18: LUGARES PECULIARES...HOTELES
(Enlace a Territorio de Escritores)
El Hotel Cósmico es como ningún otro. No tienes
que registrarte. Ni siquiera tienes que pagar para hospedarte. Es más, te
hospedan aunque tú no quieras. Es como ningún otro.
Las habitaciones son muy dispares: las hay desde las más lujosas hasta las francamente miserables. En las habitaciones de los pobres hay ratones y cucarachas, en las de clase media solo cucarachas y en las habitaciones de los ricos, mariposas ( aunque a veces también se cuelan ratones ). No esperes que si entras sin dinero te toque una habitación con mariposas; aunque a veces sí.
Se permite tener animales, gatos, pericos, perros, rinocerontes; pero no dragones ni unicornios.
Es un hotel antiguo, de gran tradición e historia. Se afirma que aquí se hospedaron Beethoven, Oscar Wilde, Edison, Isadora Duncan, y una lista interminable de insignes figuras.
Por ser una estructura vieja, el alumbrado ha decaído mucho, no pasan más de doce horas sin que el hotel sufra algún apagón. Es algo fastidioso. Algunos prenden velas y lo encuentran romántico. Qué borrachera. El sistema de plomería no está mejor. Una vez se inundó el hotel y se arruinaron todas las alfombras. El edificio completo quedó vacante. Todavía si uno pisa fuerte sale olor a humedad.
A pesar de su tradición y prestigio -¿los tiene?- el hotel padece de un defecto: el servicio es insufrible. Como la estadía es gratis, no se sienten obligados. Puedes levantar el teléfono y solicitar y hasta rogar por servicio, pero casi nunca te cumplirán tus deseos. ¿Toallas limpias? Ni soñarlo. Y a más de eso, el Gerente jamás da la cara.
Yo soy inquilino de ese hotel, y tú, y todos. Y mientras dé vueltas alrededor del sol sin desplomarse, podremos decir que estamos bien. Pero cuando no sea así, muestra situación sí que se tornará precaria, porque entonces: ¿dónde habremos de pasar la noche?
Las habitaciones son muy dispares: las hay desde las más lujosas hasta las francamente miserables. En las habitaciones de los pobres hay ratones y cucarachas, en las de clase media solo cucarachas y en las habitaciones de los ricos, mariposas ( aunque a veces también se cuelan ratones ). No esperes que si entras sin dinero te toque una habitación con mariposas; aunque a veces sí.
Se permite tener animales, gatos, pericos, perros, rinocerontes; pero no dragones ni unicornios.
Es un hotel antiguo, de gran tradición e historia. Se afirma que aquí se hospedaron Beethoven, Oscar Wilde, Edison, Isadora Duncan, y una lista interminable de insignes figuras.
Por ser una estructura vieja, el alumbrado ha decaído mucho, no pasan más de doce horas sin que el hotel sufra algún apagón. Es algo fastidioso. Algunos prenden velas y lo encuentran romántico. Qué borrachera. El sistema de plomería no está mejor. Una vez se inundó el hotel y se arruinaron todas las alfombras. El edificio completo quedó vacante. Todavía si uno pisa fuerte sale olor a humedad.
A pesar de su tradición y prestigio -¿los tiene?- el hotel padece de un defecto: el servicio es insufrible. Como la estadía es gratis, no se sienten obligados. Puedes levantar el teléfono y solicitar y hasta rogar por servicio, pero casi nunca te cumplirán tus deseos. ¿Toallas limpias? Ni soñarlo. Y a más de eso, el Gerente jamás da la cara.
Yo soy inquilino de ese hotel, y tú, y todos. Y mientras dé vueltas alrededor del sol sin desplomarse, podremos decir que estamos bien. Pero cuando no sea así, muestra situación sí que se tornará precaria, porque entonces: ¿dónde habremos de pasar la noche?
Elsuperbrain
(Enlace a Territorio de Escritores)
La gota quisiera ser que viajara en tus pestañas
y caminar por tu cuerpo tras acariciar la cara;
llegaría hasta tu boca, a tu lengua, a tu garganta,
resbalaría en tus senos hasta llegar a tu alma
caminando en la senda desde el hombro hasta tu espalda,
por los brazos, en tus muslos, viaje que me arrebata...
Sería agua en mi pelo que alcanzaría tus nalgas
y rodaría en tu sexo sin medir noche ni alba...
Templaría tu figura en la heladora mañana
y calmaría en el sueño el ardor de tus jornadas...,
adivinando el secreto: descubrir si tú me amas;
nada ya ignoraría siendo la gota que viaja.
El agua quisiera ser y acunando esa esperanza
volvería a tus sendas, aunque al fondo…, me llevaran.
y caminar por tu cuerpo tras acariciar la cara;
llegaría hasta tu boca, a tu lengua, a tu garganta,
resbalaría en tus senos hasta llegar a tu alma
caminando en la senda desde el hombro hasta tu espalda,
por los brazos, en tus muslos, viaje que me arrebata...
Sería agua en mi pelo que alcanzaría tus nalgas
y rodaría en tu sexo sin medir noche ni alba...
Templaría tu figura en la heladora mañana
y calmaría en el sueño el ardor de tus jornadas...,
adivinando el secreto: descubrir si tú me amas;
nada ya ignoraría siendo la gota que viaja.
El agua quisiera ser y acunando esa esperanza
volvería a tus sendas, aunque al fondo…, me llevaran.
Ángeles S. Garandillas.
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