Textos Ganadores en Verso:
(30 puntos)
Y heme aquí sentada…
Rodeada de retratos y recuerdos
En silencio…y a la vez
Con tanto ruido en mi corazón…
Bajo el techo que tantas sonrisas guareció
Aquellas que compartí con mi madre
Con mis hijos y nietos
Y mi gran compañero y enamorado
Mi dulce caballero…
Y fue dura a veces la travesía…
Hubieron lágrimas, dolor…
Hoy, a penas mis piernas pueden ya caminar
Pero, lo hicieron…
Y no sólo anduvieron…
Pues aun cuando el mundo
No comprendió
Yo, despegué los pies del suelo
Levanté conmigo una mágica ventisca
Arrastrándolos conmigo
Y en esos momentos de felicidad
Les hice con mi alma fotografías
Ésas, que hoy me acompañan
En mis últimos días…
Pero me voy tranquila
Porque sé, que aprendieron a volar
A valorar esos pequeños detalles de la vida
Que nos hace grandes ante la inmensidad
Y la adversidad…
Yo…he de zarpar…
Feliz…
Porque supe
Vivir
Y amar.
Ginebra Blonde
Texto Ganador en Prosa:
(Perfil de Facebook)
CON LAS VELAS DESPLEGADAS
(Leer comentarios en el grupo Territorio de Escritores)
Se fueron los vientos
Se fueron los buenos
Se quedaron los malos
Se fueron livianos
Me dejaron…
Ya no sopla esa brisa que tocándome en la mejilla me hacía sentir viva. Ya no sopla ese viento enérgico, con fuerza y rabia, que me hacía levantarme y afrontar todos los males… Ya no sopla, ya no soplan…
Estoy desde entonces colgada de la vida, de mi vida, con un corazón mal trecho, casi muerto, sin ganas, como barco a la deriva, esperando que el viento cambie, que sople a mi favor…
Ella y él están ahí, soplando en contra, juntos, a ver quién puede más, si ellos o yo… Yo quiero ganarles. “Tengo que ganarles”, me digo, y lucho y lucho, pongo todas mis fuerzas en ello. “No podrán conmigo”, me digo, y sigo luchando y lucho cada día más… Soy rebelde y tozuda y aún más cuando ella y él, él y ella, se sienten ya vencedores…
El viento a favor, al suyo… pero cualquier día, en cualquier momento, puede cambiar para que sea al mío, a mi favor… No me importa que sea por proa o por popa, por avante o por redondo, que gire y que cambie…y tengo que conseguir ese giro, ese giro que haga que mis velas vuelvan a hacerme navegar… Desarmarlos totalmente… navegar aunque tenga que ciar en contra de mi voluntad…
***
Don Anselmo ha sido muy amable y contundente. He oído sus palabras y casi no las he escuchado… “Estás limpia, Patricia”, me ha dicho con una leve sonrisa… “¿De verdad?” No podía creerlo, casi me desmayo allí mismo. Ella y él han sido derrotados… Ella, mi enfermedad, él, ese maldito cáncer, que solo nombrando esa palabra ya hace daño… Sí, hemos ganado, hemos ganado la batalla… He ganado la batalla, vuelvo a navegar. Mi barco vuelve a navegar con el viento a su favor, con el viento a mi favor… Con las velas desplegadas…
Carmen Rodríguez
(Perfil de Facebook)
UNA NANA PARA HUGO
(Leer comentarios en el grupo Territorio de Escritores)
Cansada de que no vinieras a mí, me lancé a buscarte. No fue fácil.
Fui de planeta en planeta, llamándote, pero fue en vano.
Parecías no escucharme.
Maldije una y mil veces ese viento frio y racheado que me alejaba una y mil veces de ti.
Hasta que al final, montada en un asteroide, decidí acercarme hasta el mismo lugar en el que vivían las hadas. Tal vez ellas pudieran darme razón de ti.
Me percaté de que yo no era la única que iba en tu busca. Había otras qué, al igual que yo, soñaban con tu sonrisa.
Y con tus ojos.
Así que decidida a emplear la magia, saqué mi violín y traté de embrujarte con mi música. Para que me eligieras a mí. Para que me quisieras.
Y tuve suerte.
Porque el hada de los sueños hizo que te fijaras en la melodía que yo tocaba para ti.
Así que asomaste tu cabecita por una estrella y me elegiste.
A mí.
A tu futura mamá.
Y ese cierzo se convirtió en brisa suave qué, por fin, soplaba a mi favor.
Fui de planeta en planeta, llamándote, pero fue en vano.
Parecías no escucharme.
Maldije una y mil veces ese viento frio y racheado que me alejaba una y mil veces de ti.
Hasta que al final, montada en un asteroide, decidí acercarme hasta el mismo lugar en el que vivían las hadas. Tal vez ellas pudieran darme razón de ti.
Me percaté de que yo no era la única que iba en tu busca. Había otras qué, al igual que yo, soñaban con tu sonrisa.
Y con tus ojos.
Así que decidida a emplear la magia, saqué mi violín y traté de embrujarte con mi música. Para que me eligieras a mí. Para que me quisieras.
Y tuve suerte.
Porque el hada de los sueños hizo que te fijaras en la melodía que yo tocaba para ti.
Así que asomaste tu cabecita por una estrella y me elegiste.
A mí.
A tu futura mamá.
Y ese cierzo se convirtió en brisa suave qué, por fin, soplaba a mi favor.
Sue Celentano
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